X e Y sobre los raros
Y: W escribió que mejor le caen las personas raras que las normales, y que si bien muchos dirán que entre raros se entienden, él se considera una persona simple, la más simple entre los raros.
X: ¿Por qué crees que haya escrito eso? Quizás habrá conocido a alguien raro o a alguien “normal” que le ha decepcionado.
Y: No lo sé, pero no he terminado, continúa diciendo que si bien las personas raras en muchas circunstancias son intratables, la antipatía que algunos poseen no proviene del mismo origen que el de las personas normales.
X: Teoriza el asunto, interesante, prosigue.
Y: Que las personas raras por lo general se encuentran ensimismadas, el mundo personal de ellos es más complejo que el convencional, tienen sus propios conceptos, definiciones muy cerradas de las cosas y que al interactuar con el resto prácticamente los pasa por encima. Su antipatía es menos explicable y para entenderla hay que ser un poco psicólogo. En cambio, la de las personas normales proviene de miedos, recelos, envidia, en general, los vicios que la simple realidad impone son por lo general descifrables con algo de observación. Esos miedos los hace creer que las personas que les rodea tienen los mismos defectos que ellos y por lo tanto no pueden distinguir a los raros, creen que uno de ellos es más un individuo por el que hay que desconfiar más que uno por el que valga la pena entenderlo.
X: Raras y normales, sería interesante preguntarle a W si son categorías diferentes o como un diagrama de Venn de conjuntos que se intersectan, deben de haber personas que estén en el medio de eso, que no sepan definirse.
Y: Me imagino que no es que uno mismo se defina, sino el resto. Las personas no ven más allá lo que ellos mismo imaginan, su mundo es una pecera, esta puede ser decorada con corales multicolores, piedras fosforescentes, algas violetas, peces de plástico, el castillo de Disney, en fin, y puede creer que así es la realidad. Si ellos hablan con otros que nunca han visto nada de eso en su entorno es obvio que te tildará de raro pero ellos mismos no se verán así. Y es claro que quienes catalogan así son los normales.
X: Es decir que W acierta en su normalidad, en ser el más simple entre los raros.
Y: Sí, él acepta eso, sino no podría buscar la amistad de los raros, estaría justo en esa intersección.
X: Un espeleólogo de la conducta humana
Y: Uno que no le gusta vivir en la urbe de la convencionalidad.
X:En efecto, busca conocer aquello que no puede obtener con la imaginación, vivir en lo despabilador y distinto.
Y: Pero es legítimo.
X: No digo lo contrario, pero habría que tener buen ojo para sacar al raro del normal en estos tiempos. Mira, aquí ya no se puede ser descaradamente raro, la sociedad te excluye si ven que no sigues sus códigos, el consumo, el capitalismo, la moral propia de la sociedad en la que vives, el seguimiento a las fórmulas que de niño se nos machaca. Los llamados raros tienen una máscara cínica que se parece mucho a la cara “normal” del resto. ¿Cómo saber quién lo es?
Y: Asumo que es al revés.
X: No comprendo.
Y: El raro no quiere ser descubierto, el que no lo es, sí. Aquellos que intentan parecer diferentes se les nota a leguas, la ropa, los temas de conversación y sus opiniones están como banderas en el desierto intentando que los notes. Saben que la “rareza” hará que muchos los vean, sin embargo, son cautos, apenas vean que la exclusión social está cerca se quitan el ropaje y vuelven a la normalidad. Es decir, cuando ya tienen tu atención poco a poco te van diciendo que no eran tan raros como pensabas.
X: Por eso es más difícil la distinción. W al referirse a los raros quizás intenta definir a quienes no son conscientes de ello, no a quienes les gusta que los definan así. La rareza es una cualidad imperceptible para los que realmente la tienen, el daltónico a quien los describen con los siete colores del arcoíris.
Y: Y además ¿quién puede sentirse normal?
X: Los adeptos a las tendencia de la opinión pública, la publicidad, a la moral religiosa o simplemente le hacen caso a lo que la mayoría repite, la fuerza de las cosas determina el origen de su impulsos, la voluntad dominada por la opinión ajena, la que proviene de un ser no individual, no identificable bajo ninguna circunstancia.
Y: Eso es lo común, casi como la gravedad.
X: Por eso es raro ver que alguien flote en la realidad.